En los últimos años, el tratamiento del suelo y de las aguas subterráneas ha cobrado una gran importancia. Las actividades industriales pueden causar daños al medio ambiente por accidentes, negligencias, mala gestión de residuos, almacenamiento inadecuado de sustancias peligrosas o uso de determinados elementos.

La energía eólica es la energía obtenida del viento. Su nombre proviene del nombre del dios del viento Eolo en la mitología griega antigua. El viento contiene más o menos energía cinética, que se puede convertir en electricidad mediante un sistema de palas y turbinas para alimentar ciudades, parques industriales o casas de campo.

Se entiende por contaminación acústica la presencia de ruido o vibraciones en el ambiente, con independencia de los emisores acústicos que lo provoquen, que suponga perturbación, riesgo o perjuicio para las personas, su actividad o el desarrollo de bienes de cualquier clase, o cree un significativo daño al impacto ambiental.

La demanda de agua aumenta día a día, al igual que la cantidad de extracción subterránea y superficial. Este hecho lleva a la necesidad de optimizar aún más y, si es posible, aumentar los recursos hidroeléctricos para que, al menos durante mucho tiempo, no se encuentre que el consumo supere la cantidad de recursos. Y no podemos olvidar cómo esta extracción de recursos perjudica a nuestro entorno, porque al fin y al cabo es donde vivimos y lo que necesitamos para sobrevivir.

El cuidado del medio ambiente se ha convertido en una responsabilidad del mercado comercial, combinando el cuidado del medio ambiente con un crecimiento monetario sostenible a largo plazo. Por esta razón, las organizaciones necesitan profesionales calificados para desarrollar proyectos que reduzcan y controlen el impacto de la contaminación en el medio ambiente. Su finalidad es aplicar la legislación ambiental vigente, controlar las actuaciones y procesos que se llevan a cabo y mejorar la protección del medio natural.